Hay dos tipos de personas: las de punto y a parte y las de punto y seguido. Ni pausas breves ni puntos y comas, yo me sumo a eso de temporada nueva: vida nueva. Tras un inexistente parón de vacaciones ficticias, retomo la visión de la vida desde los pies. El maratón finalmente se convirtió en una verdadera carrera de fondo y mis zapatillas deportivas quedaron exhaustas... y desgastadas. Poco a poco me dejaron desnuda pero conseguí llegar a meta.
La cuesta de septiembre deja atrás ondas hertzianas, “sumer loves” (in my shoes) y pies descalzos y algo asfixiados. Vuelven las “merceditas”, los Armanis con hebillas,

Papel y lápiz y anoto los pasos a seguir. Retomo la idea del punto y a parte que se esfuma en tan sólo una semana. Todo vuelve- retroalimentación- feedback: los zapatos, los amores y el trabajo. Cojo aire y vuelta a la carga pero sin aprovisionamientos. La situación obliga a manejarse sobre la marcha.
Abro el armario para ver qué encuentro. Ahí también todo se repite. Botas “gavilanas” para cabalgar acompañada, brillos y lentejuelas a ras de suelo y la novedad del tweed. En el trabajo, tan sólo por el momento, pocos centímetros que me den tiempo para coger soltura, caminar de punta, a paso de hormiguita. Vuelven las ondas hertzianas, ritmos nuevos, otoñales e ilusionantes.
Los otros amores, las otras pasiones, las vacaciones, los puntos y a parte se quedan por el camino. De momento.