¡Yo también quiero ser pregonera!!
De puntillas. En el balcón. Pisando fuerte porque esa soy yo. Subida a unos zapatos que llevan el extra encubierto en las cuñas. Letizios, ¿por qué no?? Especialistas en saludar con la mano y quedar bien en la foto.
Aunque el experto en fiestas desoiga mis mensajes a través de las frecuencias más folclóricas, yo seré, por fin, una pregonera convertida en boceto de revista; al más puro estilo Jordi Labanda: pizpireta, coloreada, con cola de caballo, con grandes gafas oscuras, un margarita en la mano y entregada a la buena vida, como una deidad. Seré una superheroína con poderes. Con los polvos mágicos de la calma, de la felicidad que lanzaré desde mi balcón.
Tengo que mantener el equilibrio asomada al ventanal porque me pierdo mientras busco el norte. Pero no importa ya. Lo hago y lo haré. Y será la música quien me acompañe… (como la que suena mientras escribo…)
Afino la voz para lanzar el conjuro mágico convertido en discurso y planeo cómo conseguir al nuevo protagonista de mis fantasías. Porque, en tiempos crisis, 80€ quizás sea demasiado.
De puntillas. En el balcón. Pisando fuerte porque esa soy yo. Subida a unos zapatos que llevan el extra encubierto en las cuñas. Letizios, ¿por qué no?? Especialistas en saludar con la mano y quedar bien en la foto.
Tengo que mantener el equilibrio asomada al ventanal porque me pierdo mientras busco el norte. Pero no importa ya. Lo hago y lo haré. Y será la música quien me acompañe… (como la que suena mientras escribo…)
Afino la voz para lanzar el conjuro mágico convertido en discurso y planeo cómo conseguir al nuevo protagonista de mis fantasías. Porque, en tiempos crisis, 80€ quizás sea demasiado.