28 septiembre, 2008

Los zapatos de las mil y una noches

Las vacaciones cambiaron mi registro. Un nuevo continente, un país que me transportó a siglos atrás y a una cultura totalmente diferente…

Los recién estrenados tacones de altura dejaron paso a los caftanes y babuchas que recorrieron las calles de Marrakech envueltas en aromas de especias; y mercados, como el de Fez, sacados del cuento de Aladino.

Aunque no hubo lámpara mágica ni Genio genial, al fin y al cabo mi deseo ya se había cumplido; los calores del desierto envolvieron un merecido descanso en jaimas y hoteles sin encanto pero con todo el sabor de un buen té a la menta.

Los escenarios de las historias de Alí Babá y los 40 Ladrones ya no sólo estarán en los libros.

Los cuentos de Las Mil y una noches han conmutado mi pena, como la de Scherezade, de morir de tristeza aquella mañana de enero.

Mil y una noches que compartir de nuevo o a partir de ahora. En colectivo… desde la Luna; o en pareja… también desde ella.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola preciosa¡¡ Espero que como dices, hayas pasado unas maravillosas vacaciones¡¡ Merecidas, sé que lo son¡¡ Aunque no te permitieran pasar mil y una noches, deseo que si te permitieran vivir mil y un sueños.
Y, por supuesto, te esperen más de Mil y un sueño cada día. Ya los zapatos más adecuados para ellos, sabrás escogerlos tú.
Un abrazo y un beso.
Azael de Las Palmas.