06 junio, 2006

... el verano es de las alpargatas

Hay dos tipos de personas: las que adaptan su armario cada temporada y las que no. ¿Adivinan en cuál me encuentro yo?

Necesitaba ir de compras. Una terapia que, aunque no explícitamente, me había recomendado mi terapeuta, ese que le pago por escucharme. ¡Pero qué gusto!: terapia efectiva y de diseño. La cuenta que me la pasen dentro de tres meses. Eso me permitirá poder disfrutar algo más de las compras ya que tardaré en poder volver a repetirlas. Las rebajas se acercan pero qué mejor que un caprichillo recorriendo el Barrio de Salamanca o las céntricas calles madrileñas. Me acompaña un café, de esa marca casi impronunciable ya que, aunque progreso adecuadamente, mi inglés todavía no es “great”. Un café porque, aunque las temperaturas empiezan ya a dilatar mis pies, necesito sustancia en mi cuerpo que me mantenga viva para pasar y pasar la “credit card”…”El cargo a tres meses, por favor”, le digo de nuevo a la cajera.

Nada de trikinis, ni horchatas… el verano es de las alpargatas. Ellas mejor que nadie soportan la hinchazón de mis acalorados pies. Madrid me lo pide. El asfalto caliente se me pega a la chancla, que a pesar del glamour y exotismo de mis auténticas “Hawaianas”, no eclipsan a mis nuevas alpargatas vaqueras. Con ellas empezará la nueva temporada.

Leía el otro día un artículo sobre la inminente desaparición del negocio centenario de las alpargatas, por eso del gran gigante chino. “Las últimas alpargatas populares”, titulaba. Serán las últimas porque a la artesanía a precio de ganga le quedan los días contados. Nos tendremos que pasar a los modelos de Chloé, Gaultier, Húngaro o Hilfiguer que los mantienen, después de 50 años, como complemento más fashion del verano. Yo me apunto a los zapatos que pusieron de moda Dalí, Jacqueline Kennedy o Marilyn Monroe, de la mano de Yves Saint Laurent, quien los popularizó allá por los años 60. Enciclopedia de la alpargata podríamos llamarlo. La historia de estos zapatos con suela de yute, con etiqueta “made in Spain”. La comodidad es su seña de identidad; ya lo sabían los romanos por aquel entonces. Su internacionalización ha llegado a los países nórdicos, Estados Unidos o Japón y no sólo podremos disfrutarlas en verano en todos los estilos y colores, de raso o algodón. Lo último y, quizás sea también mi elección, lo encontramos en moda nupcial de la firma Castañer. Eso sí, desde la azotea: siempre con gran cuña.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me he decidido a salir del anonimato para opinar de éste último articulo y del blog en general. Me ha gustado mucho este último articulo. Me parece que está en la linea de todo el blog, lleno de originalidad sin caer en lo extravagante. Nadia, creo que la manera que consigues dar diferentes matices a un mismo tema es admirable además de algo que no está a la altura de todo el mundo. Gracias por lo ecrito hasta ahora y, como el resto, quedo a la espera de nuevos articulos.