13 marzo, 2007

Cambio de registro. Me voy a fútbol

Tarde de fútbol. Por un par de horas cambié mi pasión por los zapatos, por la pasión de 22 jugadores en pantalón corto corriendo detrás de un balón. Por mucho que quisiera, sabía que no podía llevar mis zapatos de tacón al campo de fútbol, así que me puse a pensar cuál era el modelito adecuado a llevar. Para no fallar: la opción perfecta, unos vaqueros pitillo con toque fashion en los pies. Le sumé mis deportivas doradas.

El calor comenzaba a asomar en la tarde de Madrid, así que dejé para la temporada que viene mi bufanda deportiva. Era mi estreno en un estadio y tenía que ir preparada, como no, radio en mano. Y menos mal. Porque si no fuera por las ondas radiofónicas, los pitos del árbitro hubieran sido para mí la sintonía de una samba en carnaval.
De repente me encontré sentada en la grada rodeada de un griterío de hombres enloquecidos… por otros hombres!!!! Observé a mi alrededor, intentando localizar a alguna mujer con quien cambiar impresiones futbolísticas pero, a pesar de que el fútbol ya no es sólo cosa de hombres, ellas estaban dispersas por la tribuna y muy concentradas en el partido. Algo que yo no lograba.

Gol!!!!!! Gol del equipo local. En ese momento agradecí la ausencia de los tacones para no rodar escaleras abajo con la locura transitoria del público saltando para celebrar el tanto. 90 minutos de pasión, emoción y deporte. Final del partido.

Me levanté de mi asiento y me puse a pensar en cómo salir de aquel lugar llamado estadio. Escaleras (imposibles) abajo y todavía arrastrada por la emoción contagiada del partido, los destellos dorados de mi indumentaria me hicieron visible al comentarista deportivo, que casualmente me había narrado el partido mientras yo lo vivía en el campo. Me llevó hacia la salida… pero la de los jugadores recién duchados. ¡¿Qué emoción?! ¿Ver de cerca a esos hombres en perfectas condiciones físicas pero para mí totalmente anónimos?
En la sala donde se encontraban había muchos periodistas en masculino que con sus miradas me preguntaban de dónde había salido. De repente, apareció por medio una reportera intrépida de televisión que me repasó de arriba abajo. Yo me vengué haciendo lo mismo y descubrí que llevaba tacones!!! ¿Cómo era posible? ¿Sería de las que llevan el recambio en el bolso?

Lo tengo claro: si la reportera puede, yo también. Mi próximo partido lo sobreviviré en una de esas salas VIP , con los zapatos que me dé la gana y con el narrador radiofónico a mi vera para que me enseñe a identificar a los futbolistas guapetones de los que sólo pude entender su guiño de ojos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya Nadia! Ya me habia imaginado que el blog lo ibas a dejar abandonado! visitaba de vez en cuando para ver si habias actualizado pero nada, y hoy me encontré con dos!!

En fin, que bueno que sigues con tu blog! me alegro. Muy gracioso lo de los hombres enloquecidos por otros hombres! jaja! pero si, es cierto, y no solo en el futbol, aunque definitivamente preferimos chicas con tenis blancos en una cancha de tenis :P

saludos!