24 abril, 2007

Vini, vidi... ¿vinci?

Como recompensa por los ánimos dados, esta vez fui yo quien organizó la salida y mis amigos se apuntaron los primeros. La cita, en una discoteca de la capital, nos convertía en VIPS en la presentación de un disco a nivel mundial. ¡Qué categoría!!! Y la noche sólo acababa de empezar…

En un intento por modernizarme, me vestí color plata cual sirenita en el fondo del mar. Retoque de maquillaje water resistant en el taxi, tacones de aguja negros y lista para hacer la entrada triunfal. Eso sí, en mi línea habitual de llegar tarde. A pesar de mi tradicional impuntualidad, nos situamos en un lugar estratégico en la primera planta del local y muy cerca de la barra. Tres chicos y tres chicas, ¿la noche prometería?

El concierto fue un éxito. Los ritmos latinos de BNK convocaron a varios famosos y a un gran número de medios de comunicación. Tras siete canciones moviendo la cadera para un lado y para otro, subimos a la fiesta de los VIPS. ¡Qué emoción!!!! A pesar de los nervios del momento, la situación se dio por controlada. El secreto está en parecer una divina de la muerte de toda la vida aunque la carrera hacia las copas y los canapés nos delató. Supimos disimular.

Tras una breve y sorprendente conversación con un ex presidente del Gobierno, que confesaba asistir por primera vez a un concierto (y allí estaba yo para verlo) me encontré de frente con uno que parecía salido del videoclip de Amo a Laura. Tras perder la apuesta con una de mis amigas, porque el friki-chico no era quien parecía ser, la cosa mejoró al cruzarme con uno de los cantantes del evento. ¿Flechazo? Unos ojos verdes me miraron. Se acercó y me dio un beso casto. Por un momento me vi cual sirena plateada con un príncipe latino que cantaba, así que decidí dejar las copas a un lado porque mi delirio iba in crescendo.

La fiesta continuaba y los seis que habíamos llegado juntos estábamos desperdigados por la sala. En busca de mi penúltimo gin-lemon, choqué con otra Very Important People. No podía ser cierto… Estaba casi irreconocible pero tantas horas delante del televisor hicieron que mis ojos no me engañaran. La noche me había llevado hasta una Pasión, la de los Gavilanes. El malo convertido en un apuesto, dispuesto y encantador actor colombiano pero la emoción y mi despiste hicieron que me olvidara del objetivo “chico agenda” que siguió a cero.

Al final de la noche el vestido plateado triunfó y me llevó hasta el photocall como una pseudo VIP. Vini, vidi…. ¿vinci?

Días después, el chico de ojos verdes del escenario me llamó. Nos encontramos más allá de las canciones y las ondas radiofónicas. Pero "la vida es" demasiado corta para perderla con un par de zapatos demasiado públicos e insultantemente compartidos. Sigo buscando…

2 comentarios:

Marina Lacalle dijo...

Hola Nadia!

Qué bueno el blog. Sinceramente, siempre he creído que se podía distinguir a las personas - y sus estados de ánimo- por los zapatos que calzan...algo que comprobé exhaustivamente en Praga (si tienes oportunidad ve por allí y lo entenderás).
Yo últimamente he decidido dejar a un lado los tacones y calzar zapato plano...deformación profesional de los de informativos...porque últimamente no encuentro ocasión para encaramarme a unos buenos zapatos de vértigo...esto también es consecuencia del becariado radiofónico.
Te propongo que investigues un nuevo tipo de calzado: las zapatillas de baile de salón. Para mí han sido todo un descubrimiento.

Anónimo dijo...

Hola Nadie. Saludos del hombre 7 superFAMtástico, chico 341 u angel-exterminator. En serio me alegra hayas vuelto por estos lares. Mucho animo y tomo nota de tus andanzas para quien sabe llamarte algún día al salón de la FAM. Un directivo besote