23 mayo, 2008

Timadores del amor. Ver... y oír para creer

Como aquella frase tan recurrida de “si no lo veo, no lo creo”. Pues lo mismo. La historia se repite una y otra vez. Con dos Guerras Mundiales la Humanidad tuvo bastante pero, en cuestiones personales, lo de “no hay mal que cien años dure”, todavía está por demostrar.

La vida está llena de grandes timos. Aunque el de la estampita sea el más famoso, la mayoría de los engaños son amorosos. Los entendidos se forran vendiendo libros sobre cómo evitar que te engañen con el dinero, con la compra de pisos, con créditos fáciles, de autoayuda… pero ¿quién nos pone en sobreaviso de los timadores del amor? ¿De los Don Juanes adaptados al siglo XXI? Y después de todo, ¿cómo y cuándo tendremos que volver a confiar? ¡¡Ya no quiero el antídoto que me libere del dolor “post”!!! ¡¡Quiero la pomada anti rozaduras que usamos antes de estrenar tacones!!!! Mejor prevenir que curar antes de empezar la guerra a la que iré con mis chanchas de camuflaje.


Aunque pensándolo bien, todo esto me puede valer para hacer una tesis doctoral, con nota Cum Laude, sobre “te quieros” ficticios y sobre “me lo he pensado mejor”... –Gracias por decírmelo años después, cariño. No sigas que ya sé cómo acaba la frase, guapo.


¿Dónde están los Peter Pan que decidieron crecer?, ¿dónde se encuentran?!!!! Las amigas suelen decir o creer que están por ahí camuflados y que, a pesar de sus pseudos discursos iniciales, cuando se enamoran, da igual lo que pensaran en un principio. Todos caen. Aunque, por experiencias de “tengo una amiga a la que…”, "tengo una amiga que me ha contado...", creo que aunque les gustes, desaparecen como estrellas fugaces. Dos pestañeos y listo.


Todo esto me lleva a pensar en cuántas veces lo he hecho yo. Está bien; aunque mi mente quiera “hacerse la sueca” [pero, por favor, sin los horrorosos zuecos ¿O eran de las holandesas?] quizás alguna vez sí me convertí en una timadora de corazones en busca de un viaje a la Ciudad Eterna.

Mientras que la primavera termina y el plazo dado por la bruja para que el Amor me encuentre se agota, siempre quedará la ilusión de tropezarse en el metro por sorpresa con un antiguo conocido, que se acuerde de ti y te diga: Ummm!!! Cómo has cambiado!! Y tú, durante unas paradas, te conviertas, una vez más, en otra “timadora del amor” para decirle que él también y mucho más...

4 comentarios:

embarcadero dijo...

Hola Nadia, de un lunático de la Bahía de Cádiz, decirte que me han encantado las reflexiones con las que nos brinda en tu blog, y como utilizas los zapatos como hilo conductor para desvelar sentimientos más profundos. Las siento como un soporte de tus experiencias, las que te llevan guardando los recuerdos de los caminos andados y vividos. Saludos de Peralta.

Anónimo dijo...

Saludos les recomiendo este foro que trata sobre fetichismo de pies femeninos y zapatos: http://pies-fetish.mforos.com

Saludos

Anónimo dijo...

Hola Nadia, hace ya tiempo que de vez en cuando entro en tu blog para leer tus comentarios.
Por casualidad, hace unos días comprobé que alguien los utiliza como si fuesen suyos y, desde luego, sin tener la delicadeza y la ética de citarte como su verdadera autora.
En la web jippii, hay una tal "descalza1", cuyo mail es queen_60@hotmail.com, que ha copiado y pegado en su perfil tu artículo como si fuera de cosecha propia.
No soporto a esta clase de gente. Si quieren usar unas palabras que no son suyas, que lo hagan... pero citando la procedencia, ¿no te parece?
Recibe un cordial saludo.

Anónimo dijo...

hola nadia, saludos desde mexico, he leido tus blog y me parecen super acertados, y te ponen a reflexionar de cada uno de los zapatos de ajuga que utilizamos las mujeres y que ellos no se dan cuenta de lo tan valiosas que somos hoy en dia las mujeres de todas partes del mundo gracias y sigue adelante felicidades a ti y a todas las mujeres de cualquier parte del mundo. recordando somos unicas